Un ángel se sentó en el borde de su cama aquella noche. Llovía.
- ¿Por qué lloras?
+ Porque ayer estabas, y hoy ya no estás.
Pasaron horas y no se dijeron ni una palabra. Simplemente se miraban a los ojos, en silencio, diciéndose con la mirada lo mucho que iban a echarse de menos. Miraban con aplomo las entradas del próximo concierto al que irían juntas...y recordaban el último en el que estuvieron. A eso de las 04:21 empezaron a hacerse preguntas sobre el futuro, si sería o no azul. Cerraron la puerta con pestillo y dejaron fuera a la tristeza para reírse a carcajadas el resto de la noche. ¿La muerte? ¿Qué es eso? Sólo cuando empezó a salir el sol por el horizonte se acordaron de ella. Era la hora de despedirse, la hora de descansar. Una solo dormiría unas horas...la otra para siempre. Se fundieron en un abrazo inmaterial, el abrazo más largo del mundo, el más sincero.
- Tengo que irme, pero prométeme que estarás bien. Nunca le des explicaciones a nadie, haz lo que creas que es lo correcto y por Dios: equivócate muchas veces, aprende. Disfruta. Ríe. Sueña. Vive.
+ Lo prometo.
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Nota: con todos mis respetos, este texto va dedicado a K. y en especial a todas aquellas personas que todavía la sentís cerca. Alba, te quiero muchísimo y solo quiero que estés bien. Gracias por darme la oportunidad de conocerla, era una gran persona. Ahora descansa en paz.
Perdí a alguien hace dos semanas. Tú has sido capaz de escribir lo que a mí me mataba por dentro. Por algo eres una estrella.
ResponderEliminarNo sabía muy bien como expresarlo todo...pero creo que se entiende lo que quería decir, no? Gracias por el piropo Sergio :)
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