- Sube la mano derecha y levanta la cabeza....eso es. Así. Un poco más, vaaaamos, la barbilla.... ¿Qué te he dicho de la mano derecha?
+ Es que...no puedo subirla más.
- ¿Cómo? Si que puedes. Eso es porque no quieres, porque no lo intentas. Otra vez, repite el salto, venga. Que yo te vea. Así, más velocidad... VAMOS!
- Que no, que... no me sale. No coordino, o...yo que se, no me sale.
+ Que si que te sale, ¿te duele el culo de caerte? Pues a mí no, así que te levantas. Venga Irene, échale un par de huevos y salta ese axel, cruza las piernas, tira de brazos pa' arriba y estírate. Verás cómo sí te sale.
Te sale. Si confías te sale. Confiar... ¿en qué? ¿en quién?
¿Confías en que el suelo no esté muy duro cuando te caigas?
¿Confías en que el juez se apiade de ti y te de más puntos? No.
En teoría, tienes que confiar en tí misma, buscar esas ganas ocultas en alguna parte de tu barriga y decir... ¿PERO QUE COÑO? LO HAGO.
Lo que pasa es que a veces, cuando vas a saltar y te estas concentrando...se te pasan por la cabeza mil millones de
dudas en una décima de segundo, y todas juntas a la vez te gritan:
NO VAS A PODER.
Lo gritan, y tú te rajas, te cagas de miedo y ni saltas ni te estiras ni nada. Y tu entrenadora te mira desde la otra punta de la pista, cansada, cansada de ti y de tus paranoias. Y llega un momento en que ya no te dice nada, ya no te corrije y tu patinas como un fantasma que no sabe ni en que sentido esta girando. Y aunque ella está ahí para echarte un cable, tu fantasma sigue deslizándose por la pista, dando vueltas...y vueltas... y v-u-e-l-t-a-s.
Y a la hora de la verdad, de competir y de pelear, te mueres de ganas de hacerlo, de saltar más alto que nadie y de hacerlo precioso...pero
tu cabeza está tan acostumbrada a flotar por ahí
dudando y dudando, que no escuchas ni la música, ni los gritos, ni los aplausos. No oyes NADA... y hasta el silencio se ríe de ti y te pregunta:
¿Por qué no paraste esto en su momento?
¿Por qué no has sudado cada entrenamiento?
Ahora te jodes y sacas fuerzas de donde sea, aquarius o barritas energéticas!
Y mientras el silencio sigue hablandote, tú te concentras para hacer la última pirueta...
Acaba, por lo que más quieras no te caigas,... termina como una reina.
Y esque hasta cuando nadie da un duro por ti, es necesario mirarle a la cara al mundo y decirle:
EH, QUE ESTOY AQUÍ.