Existen lugares secretos, escondidos y remotamente olvidados donde nos sentimos seguros y el aire huele mucho mejor. Normalmente, solo nosotros conocemos el camino de ida, lo que hace que sea aún más difícil volver a casa. Porque, por si no lo sabes, es muy importante volver a casa. Tú no lo ves, pero algunos nos rompemos en trocitos cuando te niegas a escuchar, ya no hay vía libre sin volver atrás. Y ahora que las luces pasan como libélulas doradas a ambos lados de ti, yo seré el colchón que amortigüe el impacto. Que si se avecina tormenta y cae el diluvio universal, yo te esperaré con una toalla seca y un chocolate caliente. Confía en mis manos, déjate cuidar y respira hondo: todo va a salir bien.
Ahora es el momento de pesar los minutos vividos en sonrisas. Ahora es cuando más me necesitas, no te vayas, no nos alejes. Sólo quiero que vuelvas a sorprenderme con pequeños detalles, que te gires para mirarme cuando ya me he ido, que me robes un beso cuando estoy enfadada.
Porque somos compañeros de viaje, y si te has perdido, yo dibujaré el mapa que te devuelva a tierra firme.
Cuando te vuelva el corazón a su sitio, me lo agradecerás.