Las farolas siempre me recordarán a ti. Quizá en algún recodo de mi memoria guarde la primera vez que vi una; quizá fuera contigo. Quizá es el color y la calidez de la luz que me recuerda a la quemazón de tus manos y a la chispa de tu mirada. Quizá algún día las viera desfilar como luciérnagas por la ventanilla de tu coche mientras me llevabas a patinar. Quizá sea una luz de estar en casa junto al sofá y de jugar a las cartas. Quizá ese sofá eche de menos tu calor también. Quizá todo el mundo te eche de menos en este preciso momento. No sé, a mí me pasa precisamente todo el tiempo.