Cada paso que daba.
Cada rabieta que montaba.
Cada carcajada provocada por sus carcajadas.
Cada abrazo sincero.
Cada canción de siesta.
Cada caminata por el parque.
Cada beso en la nariz.
Cada día que pasa me robáis un minuto de pensamiento. O quizá dos, o tres. O una llamada de teléfono. Si se alinean las agujas, un rato juntos. Porque así es como vamos a estar siempre, juntos, en cualquier plano dimensional. Cosidos por las venas, cosidos por el tiempo y la paciencia que me habéis brindado.
Brindo yo ahora por vosotros, porque sigáis en el centro de mi caja fuerte donde guardo lo que de verdad me importa.
-Chin-chin.-