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martes, 28 de noviembre de 2017

Mi centro

No puedes irte a ningún sitio porque me dueles en el centro y como tengo cobijo para ti y salí a buscar leña para que no tuvieras frío, no puedes marcharte. Salí a buscar leña, le corté las ramas, cogí más provisiones de las que abarcaba; cosí una manta con los restos de dolor que me quedaban, te tapé despacio y la remetí por tus costados para que el aire no te clavara sus dedos de mimbre. No puedes irte porque aquí estás protegido del olvido y lo de afuera. Mi centro es seguro y mi pecho una jaula, nadie vendrá a molestarte mientras descansas. Nadie podrá alejarte de mí, ni lo que queda de ti podrá hacerlo. Voy a cuidarte y a venir a verte, porque tengo el mapa de este bosque donde duermes y aunque me dan miedo sus sombras incoloras, los lobos no pueden morderme. Y si no quedan más que huesos y polvo y la gente viene a decirme que estás muerto, les diré que se vayan por donde han venido, que se han equivocado de incendio.