Sé que dejé mis ruedas
marcadas en tu pecho
cuando me fui
y yo no tengo nada en contra de ti, pero
no me gusta como hieres.
Si no puedes ver mi huella
porque la venda te pesa cien kilos,
si no puedes mirarte y verte
sin un espejo,
si no puedes robarle a tu orgullo
un segundo de tregua;
si no puedes hacer nada de eso,
entiende que para mí
ojalá te vieras
como yo te veo.
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